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Espiritualidad

TIEMPO DE FE

abril 22, 2020
Fe

LA FE ES EL SALVAVIDAS EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Evidentemente comparto mi opinión, siempre he dicho que la verdad absoluta es difícil de alcanzar pero la verdad personal es cuestión de escucha interna. En este artículo escribo mis reflexiones sobre la espiritualidad y la fe.

¿Cómo te comunicas con algo más grande que tú?

Los niños cuando no saben hablar usan las emociones. Si lloran sabemos que necesitan algo pero tenemos que ir probando: darles de comer, cogerlos en brazos, cambiarlos…hasta que nos devuelven una sonrisa y damos con la clave.

A medida que vamos creciendo nos damos cuenta de que esas personas que nos cuidaron y nos apoyaron siendo niñ@s siempre estarán ahí cuando emprendamos nuestro camino en solitario. Si las necesitamos solo tenemos que hacer una llamada o una visita y ahí están. Pero en algún momento morirán y entonces nos sentiremos desamparados.

¿Qué pasaría si ese SER en el que confías fuera inmortal? ¿Cómo te comunicarías con él? ¿Cómo fortalecerías el vínculo para acordarte de que está ahí? Muchas veces, en los momentos difíciles nos quedamos bloqueados y nos olvidamos de los recursos que usamos en algún momento de nuestra vida o de aquella persona que nos ayudó. En cambio, si seguimos en contacto a diario, será ésa persona la que aparezca en nuestra mente en un momento clave, bien para compartir o agradecer la felicidad, bien para pedir ayuda o consuelo.

Tu forma de hablar con Dios o con el Universo

Según el trabajo de investigación que se ha hecho en occidente, hay cuatro maneras de ORAR que se puede combinar entre sí.

La primera es coloquial, lo puedes hacer mientras caminas o estás haciendo alguna actividad y le pides que te ayude en algo concreto. Recuerdo hace unos años, que estaba a punto de dar una charla en Barcelona ante un numeroso público, nunca me ha costado hablar en público, pero ese día estaba cansada. No había dormido bien  porque había salido con mis amigas por la noche aprovechando que estaba en la ciudad y se nos hizo tarde. Quería dar lo mejor de mí, así que salí de mi habitación del hotel y mientras bajaba en el ascensor hacia la sala de conferencias le pedí a esa fuerza divina que me ayudara a comunicar lo que venía a transmitir. 

La segunda forma es la petición. Es una forma de orar donde pedimos algo; que cure a un ser querido, que haya paz en el mundo… Cuántas veces me he visto rogando por mis hijos, en esos momentos en los que ves que se precipitan hacia un abismo y no puedes impedirlo porque son adultos. En ese momento mi voz solo susurraba:- cuida de ellos por favor.

La tercera forma de orar es el ritual por el cual nos comunicamos con Dios. Cada religión tiene sus rituales, la meditación, la misa, al-salat… de esta manera nos sentimos unidos a lo divino. Yo he rezado con las manos unidas en el pecho, he cantado mantras, he hecho postraciones y he meditado en posición de loto. Cada una de ellas me ayudaba a crear un vínculo, como si creara una línea directa con una energía superior.

El cuarto modo de orar no tiene palabras. Tiene más que ver con meditar, observar el silencio que nos rodea y conectarnos con la presencia que hay en nuestro interior. Esta última es un poco más controvertida ya que no es una forma “concreta” de orar. En mi caso la uso a diario, me permite sentir su presencia dentro de mí y sentirme parte de todo este universo.

La quinta forma de orar, según Gregg Braden, quien lo escuchó de un monje tibetano, está basado en lo que sientes en el momento de orar. Él dice “tenemos que sentirnos mientras rezamos como si lo que pedimos ya hubiera sido contestado” Esa emoción le habla a las fuerzas creadoras permitiendo que se manifieste en nuestra vida. 

Cuatro formas de orar y la quinta cocreadora

¿Qué hay en tu corazón cuando te comunicas con esa energía, cuando te comunicas con Dios?

Si pides desde el miedo ¿qué estás atrayendo? Si rezas o pides con desconfianza ¿qué le dices a la fuente divina? Así que más que pedir, o hacer rituales desde un niño o una niña asustada hay que hacerlo desde la fe y la convicción de que seremos escuchados y respondidos. A veces lo que llega no lo podemos entender, pero es igual que si colocáramos una pieza diminuta en una rueda dentada sin saber que es clave en la construcción de un reloj.  Sentir esa fe nos hace co-creadores, partícipes de lo que va a venir y no meros espectadores impotentes de nuestra existencia.

Por lo tanto, hay que abrir la puerta a esa posibilidad, si quiero paz tengo que sentirme en paz, si quiero abundancia tengo que sentir como si fuera abundante, con los cinco sentidos. Así abriremos una puerta a que eso ocurra, a que eso se manifieste. 

Aún así, desde mi punto de vista, no debemos centrar nuestra atención en el resultado sino en fortalecer la fe. El resultado puede ser incomprensible para nosotr@s, incluso puede parecer que no llega y eso derrumbar nuestra fe. Pero si sentimos que tenemos el poder de co-crear con nuestra actitud, con nuestras emociones y con nuestra fe, eso nos da mucho poder.

No busques resultados, fortalece tu fe.

Entonces ¿qué es la fe?

Tener fe no quiere decir que todo en nuestra vida se va a solucionar. Por ejemplo, ahora estamos encerrados por el coronavirus y algunas personas están viviendo serias dificultades. He tenido que cerrar mi negocio y buscar una salida pero lo puedo vivir de dos formas: desde una vibración de angustia y miedo, o lo puedo vivir con calma y momentos puntuales de miedo.

El miedo sirve para activarnos, cuando lo sentimos liberamos a nuestra sangre hormonas que nos activan. Tener miedo es natural pero dejarse llevar por él, que coja el control de nuestra vida y nuestras decisiones, no lo es. La fe es lo que me ayuda a gestionarlo y la meditación a observarlo. A través de mis prácticas de meditación he aprendido a autoobservarme y descubrir mis emociones, mis pensamientos y mi energía. Gracias a mi fe he aprendido a vibrar en un estado de serenidad, la vida sigue trayéndome experiencias, más o menos agradables, pero hay una sensación interna que no se puede explicar con palabras, solo me invita a decir: “todo es lo que debe ser, confía”.

El universo entero está dentro de ti.